martes, 7 de agosto de 2007

Mis 15 minutos de fama...


A continuación, y con el permiso de ustedes, voy a desmayarme, debido a la extrema debilidad de mi condición y a la angustia y el pánico provocado por la ferocidad de mi porvenir. Pero no se preocupen, que mi desmayo natural no será para pasar a un silencio incomodo, será para trascender a una visión celestial, fruto de mi ya mencionada extrema tensión. Porque como ustedes recordarán, el artificio de las visiones, en la época en la que me hallo, aligeró almas en combate contra las tentaciones de sus propios demonios y excitó fantasías que incluso hoy se dan por…eróticas. En ella, en la visión, veré y dialogaré con mis santos protectores: únicos y últimos recursos de socorro en este aciago momento… San Antonio y San Rafael, dignos, dignísimos y diamanticímos portadores de la fe, que con tanta fe he profesado, ¿Podréis interceder por mí al señor? Abogados de los rebaños del señor, nobles defensores de nuestras causas cotidianas y ordinarias, haced que el Padre Críspulo y los escribanos, por mandato divino, se alleguen ahora mismo ante mis puertas y las derriben como fueron derribados los muros de Jericó, porque, Ay, por mi mal, las he dejado atrancadas y si llegaran a aparecer, no tendrían como abrirlas…es que hay tanta codicia y tanto ladrón en el mundo del señor…Que se abran mis puertas y se me permitan el confort de una confesión necesaria para merecer la vida eterna… Perdón, me explayaba en demasía, ahora si, procedo al desmayo y acto seguido a la visión.

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